El proceso de enseñanza y aprendizaje consta de múltiples instancias, de las cuales la clase, en tanto encuentro en un tiempo y espacio, es solo una de ellas. Existen otras instancias ubicuas y asíncronas, que con sus características propias, también aportan a ese proceso.
Esta afirmación y sus implicancias metodológicas determirán la impronta singular de mi práctica de docencia.